sábado, 3 de diciembre de 2011

Aleta

Chan, chan.

A pesar de tanta patada y tanta brazada, a pesar de la fe en que, de un modo u otro, vamos a llegar a la orilla, de pronto un triangulito inequívoco aparece en el campo visual del hincha de All Boys. Es una aleta, la del tiburón blanco de la zona del descenso.

Chan-chan.

No es que no la conozcamos: en la temporada pasada, sin ir más lejos, nos anduvo oliendo la sangre de los talones casi hasta la última fecha. Seguimos en la élite, seguimos viviendo una fiesta –la perspectiva histórica tiene eso–, seguimos confiando en nuestros héroes, seguimos apostando a los recién llegados.

Chan-chan, chan-chan…

Pero la sucesión de malos partidos y la sensación de equipo cansado, exacerban el olfato del escualo. Es cierto que no estamos chapoteando solos, y que la carne de otros equipos con bajo promedio quizás le termine resultando tan o más tentadora que la nuestra a las fauces temidas. Qué poco solidaria es la lucha por mantener la categoría.

Chan-chan, chan-chan, chan-chan, chan-chan, chan-chan…

Los interrogantes quedan planteados. ¿De qué cuadro será Roy Scheider? ¿Le gustará el soccer a Steven Spielberg? ¿Habrá algún hincha de All Boys exiliado haciendo fuerza desde Amityville? ¿Una lavada de cara y un par de buenos refuerzos alcanzarán para zafar?